Creado en Israel: Una fábrica de mosquitos para luchar contra enfermedades como malaria o zika

20 septiembre, 2018 , ,

Las cifras son dramáticas: Cada 30 segundos muere un niño, y seguramente sufre condiciones muy dolorosas. Un total de 750.000 personas cada año mueren por enfermedades terribles.
Estos números tienen un factor en común, un pequeño agente de contagio y cotidiano compañero de la vida humana: el mosquito (o zancudo, como se le conoce en algunas partes de Latinoamérica debido al notorio largo de sus patas). Este enemigo es tan letal que apenas necesita de una sola picada para contagiar a un adulto sano con terribles enfermedades, tan terribles que, como en el caso del zika, produce horrendas malformaciones durante la gestación del feto humano. Lo peor es que después de tantos miles de años de inconveniente convivencia no hayamos podido encontrar una manera de evitar los ataques de mosquitos infectados con malaria, dengue o zika.
La tecnología y avances científicos del siglo XXI nos abren nuevas opciones y esperanzas. Compañías tecnológicas de avanzada en todas partes del mundo están siendo más eficientes en una nueva estrategia: la liberación de mosquitos estériles que reduzcan las poblaciones de zancudos en zonas urbanas y de interés.
Cuando un mosquito macho estéril se aparea simplemente elimina el chance de que la hembra sea fecundada antes de terminar su breve vida, de apenas semanas de duración. De esta manera, con una estrategia bien aplicada y los medios adecuados, se puede optar por una reducción de hasta el 80% de la población de mosquitos en un área determinada en menos de 30 días.
La incógnita de la eficiencia del control a través de individuos estériles ha sido despejada y aclarada con ejemplos probados y comprobados en varias partes del planeta, controlando plagas de cultivos de varios tipos; sin embargo, el mosquito representa un reto especial debido a su fragilidad y particular fisiología.
Dependiendo del área que se quiera “tratar” o mas bien “invadir” con los mosquitos estériles se hace necesario reunir un contingente de estos aliados que pudiera alcanzar los miles, millones o billones de ejemplares. Especialistas en la materia estiman que para eliminar el mosquito como un riesgo real para la salud humana deben ser liberados por lo menos unos 800 ejemplares estériles por cada persona que habite la zona. Si un área posee unos 10 mil habitantes, entonces se necesita un ejército de 800 mil mosquitos, preparados para dar la pelea por nuestros intereses de salud.
Avocarse a esta tarea significa una gran responsabilidad. Se trata, nada más y nada menos, que de ser eficientes salvando vidas humanas. Afortunadamente una nutrida batería de compañías de todo tipo tienen las manos puestas en la tarea. Hasta una compañía relacionada con Google es abanderada en esta cruzada.
¿Cuáles son algunos de los factores que requieren de tanto cuidado?
Por ejemplo, el desarrollo de una tecnología que permita la selección masiva del sexo de los mosquitos estériles. ¿Se imagina usted que su urbanización sea invadida por millones de nuevos mosquitos estériles… pero sedientos de su sangre? Los invasores  aliados deberían ser entonces mosquitos machos, que no pican al humano porque solo la hembra requiere alimentarse de sangre para sus fines reproductivos. Pero, ¿cómo se determina el sexo de un mosquito o de millones de mosquitos?
Otra de las situaciones críticas es la cría de las larvas y el manejo de los mosquitos estériles, sin dejar de considerar los mecanismos de liberación controlada y eficiente, en el lugar y momento correctos. Fallos en estas etapas del proceso pueden significar la muerte de tan frágiles insectos, lo que desperdiciaría todos los recursos y esfuerzos previos.
Cerca de la costa mediterránea de Israel, en la ciudad de Kfar Saba, se están diseñando las soluciones a estas situaciones. La startup israelí Senecio está dedicada a la optimización de las etapas de clasificación, empacado y distribución, y de las tecnologías requeridas para la mayor eficiencia en las mismas, comercializadas bajo la marca BioMosquito®.
Al revisar cada una de estas etapas lo primero que debemos hacer es descartar la opción tradicional de seleccionar el sexo del mosquito uno a uno y a mano, usando un microscopio. No hay argumento lógico que sostenga este método, que es eficiente cuando solo necesitas unos pocos mosquitos clasificados para algunas pruebas de laboratorio. Este proceso debe ser masivo, constante y eficiente.
La tecnología aplicada por BioMosquito se basa en la capacidad de aprendizaje de la computadora, algoritmos y robótica: unos clásicos en el desarrollo tecnológico israelí. Según ejecutivos de la firma, aunque un método mecánico logra una precisión del 99%, se requiere alcanzar un target del 99,99996%. La tecnología de BioMosquito logra clasificar y empacar miles de mosquitos machos en envases especiales en un breve lapso, mientras que las hembras son destruidas durante el proceso.
La otra etapa crítica, la de manejo y liberación de los mosquitos, también está resuelta por BioMosquito.
Ya sea que se liberen por aire o por tierra, tal desembarco de aliados debe permitir el despliegue eficiente y la menor cantidad de pérdidas en el proceso, todo a través de mecanismos patentados que permitan procesos automáticos precisos de liberación en el tiempo y en el espacio. Si la entrega de mosquitos se hace vía aérea, esta debe ser eficiente mientras se vuela a 250 km/hora y debe descargarse en puntos asignados con precisión asistida por tecnología de geoposicionamiento.
Por otra parte, se corre el riesgo de que la misma aeronave aniquile a todos o a gran parte de los 10 millones de insectos que puede significar una descarga usando un avión. En este caso BioMosquito ha realizado alianzas con compañías especializadas para diseñar exclusivos elementos que permitan que los machos estériles vuelen sin daño hacia su nueva vida una vez que son liberados por el avión, sin ser afectados por la turbulencia que este genera.
Otra opciones incluyen el uso de drones (aparatos aéreos no tripulados), camiones, motonetas y hasta personas a pié equipadas con morrales especiales, métodos que son más factibles en países y zonas menos desarrolladas y con menores recursos. En este caso no es suficiente con sólo abrir las puertas de los contenedores especiales que transportan y mantienen con vida a los mosquitos. Una tecnología especialmente desarrollada permite “soplar” nubes de mosquitos hacia el aire libre para que se integren a la comunidad local de insectos sin sufrir daños, en el momento y en el lugar precisos.
¿Y la omnipresente Ecología?
A estas alturas cualquier lector ya habría considerado que eliminar la población de mosquitos de un área determinada tiene efectos en el equilibrio ecológico.
Senecio parte de la premisa de que el mosquito es una especie invasora de los espacios urbanizados y que aprovecha las ventajas que estos ofrecen, en detrimento de la salud humana. Por otra parte, de las tres mil especies diferentes de mosquitos que existen, solo tres o cuatro son realmente dañinas para los humanos, lo que las convierte en blanco de BioMosquito para controlar las infestaciones por malaria, dengue y zika.
Algunos ecólogos estiman que cuando los mosquitos vectores de enfermedades sean eliminados en ciertas áreas, alguna otra especie ocupará su lugar como portador, representando un nuevo riesgo masivo para la salud.
Los defensores del método de introducción de mosquitos estériles esgrimen que este es mejor que el antiguo método: la fumigación masiva con pesticidas. Este control químico trasladaba sus dañinos efectos hasta otras especies de insectos, otros animales y hasta al humano mismo. Además, recientes experiencias de campo en las cuencas de ríos selváticos de Venezuela, indican que los insecticidas han generado una “selección artificial” que produjo individuos con hábitos que burlan la aplicación tradicional de insecticidas en las paredes de las casas, y que incluso presentan horarios de alimentación diferentes, por lo cual evaden la protección de los mosquiteros durante la noche.
Lo que sí es cierto es que las nuevas tecnologías integradas y la capacidad de las startups de globalizar sus alcances nos colocan ante una nueva etapa en el control de enfermedades que han diezmado a la humanidad. Un hito comparable en la historia al descubrimiento de las vacunas y o la penicilina.
La otra gran verdad es que una vez más Israel, como campo fértil para las nuevas iniciativas, pone al alcance de la humanidad una nueva luz para la salud global. Una vez más.
 
 

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