Claude Lanzmann, el cineasta que puso voz al Holocausto

5 julio, 2018 , ,
Claude Lanzmann (izquierda) Foto: Romanceor Wikimedia CC BY-SA 3.0

Tuvo una intensa carrera como escritor, periodista, cineasta y filósofo, pero si algo quedará en el recuerdo sobre Claude Lanzmann es haber puesto voz al Holocausto a través de su monumental, exhaustivo y desgarrador documental «Shoa».

Casi doce años de trabajo que se resumieron en más de nueve horas de metraje en un documental que se estrenó mundialmente en la Berlinale de 1986 y que se ha convertido en el testimonio más apabullante de las víctimas del nazismo.

Fallecido hoy a los 92 años, este francés era no solo la memoria fílmica, sino también la memoria viva del combate contra el nazismo y la monstruosidad del Holocausto.

Una película «sobre la radicalidad de la muerte y del exterminio», afirmó Lanzmann al presentar el documental en Madrid en 2003.

«Al hacerla, no me interesé por los campos de concentración, sino por los de exterminio, donde no se planteaba la supervivencia. Tuve que construir la película a partir de la nada porque no hay huellas de aquello; el extermino era eso: un gran secreto», explicó.

Un trabajo aclamado en todo el mundo y que es una obra capital del cine documental, por lo que cuenta y por su estilo. Lanzmann decidió no utilizar imágenes de archivo y centrarse en las voces de los que vivieron el Holocausto y en los lugares en los que se desarrollaron los hechos.

Nacido el 27 de noviembre de 1925 en Bois-Colombes, en la región parisina, era hijo de emigrantes judíos de la Europa del Este y fue miembro de la resistencia en la Francia ocupada por los nazis, en las filas de las Juventudes Comunistas.

Tras estudiar Literatura y Filosofía, se volcó primero en la docencia y el periodismo y posteriormente en el cine.

Dedicó toda su vida a la creación artística. En 1952 entró como colaborador en la revista Les temps modernes, fundada por la pareja de filósofos Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir.

«Con Sartre y Beauvoir aprendí el mundo. Ellos me enseñaron a pensar. No eran gente solemne; hablábamos de cualquier tema, incluso de nuestra vida privada. Sartre era muy inteligente y, sobre todo, muy generoso. En las reuniones de Les temps modernes existía un calor comunicativo intenso, se salía de ellas con una gran sensación de plenitud», aseguró Lanzmann.

Además comenzó una relación con De Beauvoir que se prolongó durante siete años, hasta 1959, pero siguieron siendo amigos hasta la muerte en 1986 de la escritora, a la que reemplazó en la dirección de Le temps modernes.

Una relación transgresora para la época -él tenía 27 años y ella 44 cuando comenzó- y cuya pasión Simone de Beauvoir volcó en más de un centenar de cartas en las que hablaba de Lanzmann como su «niño adorado» y su «amor absoluto».

La influencia de la época que pasó con De Beauvoir y Sartre marcó profundamente tanto personal como profesionalmente a Lanzmann, un artista comprometido e íntimamente ligado al siglo XX, como recordaba su editorial, Gallimard.

«Su obra es de esas, raras, que han transformado nuestra visión del mundo» con un trabajo que pese a lo que parezca, «no es cosa del pasado, continúa en el presente y en el futuro».

Un compromiso evidente en sus documentales. «Porquoi Israel» (1973) y «Tsahal» (1994), giran en torno al Estado de Israel, mientras que «Un vivant qui passe» (1997) y «Sobibor, 14 octubre 1943, 16 heures» (2001) aborda, como en su obra más conocida, el Holocausto nazi.

En 1995 publicó un libro con la transcripción completa de los testimonios de «Shoah» y en 2009, bajo el nombre de «Le lièvre de Patagonie», lanzó su autobiografía, repaso de una vida en la que tuvo tres hijos, uno de los cuales, Félix, murió en enero de 2017, a los 23 años, por un cáncer.

Su última obra, «Les quatre soeurs» (las cuatro hermanas), compuesta por cuatro entrevistas que realizó mientras preparaba «Shoah», se estrenó ayer en los cines en Francia.

En mayo de 2017, cuando presentó en el Festival de Cannes su documental «Napalm», sobre la historia de amor que mantuvo en los años cincuenta con una enfermera norcoreana, el cineasta explicó a un grupo de medios internacionales que en su vida todas las cosas las había hecho «por amor». EFE

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