Archivista jefe de Israel: “el Estado oculta documentos embarazosos bajo el disfraz de la seguridad”

Yaakov Lazovik, el archivista jefe del Estado, y pronto a dejar su cargo, afirmó en un informe que el estado “no está manejando los archivos de una manera acorde con un estado democrático”. Los Archivos del Estado de Israel están subordinados a la Oficina del Primer Ministro.

Lazovik advirtió que la mayoría de los contenidos de los archivos del estado están cerrados y nunca se abrirán, en un informe que fue inquebrantable en su crítica de los cuerpos que según él obstruyen el trabajo de las organizaciones.
Lazovik anunció su retiro ocho meses después de más de seis años en el trabajo. Permanecerá en la posición hasta que se encuentre un reemplazo. Recientemente se emitió una convocatoria de ofertas para el puesto.
El archivista jefe afirmó que bajo el manto de las preocupaciones de seguridad nacional, el estado oculta el material público, en gran parte sin relación con cuestiones de seguridad. Esto incluye material que podría resultar embarazoso para el estado, como violaciones a los derechos humanos o hechos que no agregan honor al estado.
“En una democracia, uno no puede ocultar información simplemente porque es embarazosa. Está prohibido hacerlo porque los representantes de Israel -funcionarios electos, servidores públicos, soldados, diplomáticos o espías- trabajan en nombre y representación de los ciudadanos del estado, y un deber democrático básico es permitir que los ciudadanos expresen sus opiniones sobre estos representantes, escribió Lazovik.
Agregó que nadie será lastimado por la publicación de la verdad, incluso sobre los eventos pasados ​​desagradables en la historia del país. La sociedad israelí sobrevivió – algunos dirían que se fortaleció a raíz de – al colapso de la narrativa de la huida de los árabes en la Guerra de la Independencia, con su reemplazo en la década de 1980 por una imagen más matizada, escribió.
Según Lazovik, los israelíes han cometido crímenes de guerra. El servicio de seguridad Shabak participó en la educación en el sector árabe; Israel trató a sus ciudadanos árabes (y a otros) de una manera que no dignifica a un estado democrático. Si Israel comete actos que una corte aquí o en el extranjero rechazaría, los ciudadanos israelíes deberían saber sobre esto y decidir si están de acuerdo. La divulgación de los hechos es una condición necesaria para una sociedad democrática.
Lazovik también criticó el tiempo durante el cual los documentos relacionados con la defensa permanecen clasificados. ¿Por qué están sellados durante 50 años? preguntó, refiriéndose a las actas de las reuniones del gabinete interno en el período previo a la Guerra de los Seis Días de 1967, que solo se revelaron el año pasado.
Al leerlos, uno debe preguntarse qué daño se habría causado si estos documentos se hubieran publicado 30 o 40 años después de los hechos. Puede haber algunos restos de información que deberían permanecer en secreto, pero ¿por qué esperar dos generaciones con el resto?, añadió.
Lazovik propuso examinar la participación del censor militar en la operación de archivos. “Se puede entender la necesidad de la censura en nuestras circunstancias, pero dejar que los censores decidan sobre cuestiones no operacionales no tiene precedentes en el mundo democrático”, especificó.
Lazovik también señaló que el interés del público en los archivos estatales ha crecido, con 500.000 usuarios en 2017. El proyecto de digitalización de archivos ha puesto 19 millones de páginas, de un total de 400 millones, disponibles en el sitio web de Israel State Archives. Sin embargo, este aumento en el uso ha llevado a una creciente resistencia a liberar más material para el acceso público.