Amnistía ataca a las democracias y perdona a los regímenes islamistas

14 diciembre, 2016
Foto: Wikipedia

El doble estándar de la organización no gubernamental
Giulio Meotti
Según Amnistía Internacional, los centros que acogen a los inmigrantes que llegan a Italia, conocidos como “hotspots”, son como los campos de concentración. Esto es lo que aprendimos del nuevo informe de Amnistía Internacional, que acusa a Italia de nada menos que “torturar” migrantes. El informe presenta una secuencia de testimonios, nunca probados, que describen métodos dignos de una junta militar sudamericana.
El informe valida la acusación de Salman Rushdie contra Amnistía Internacional: “bancarrota moral”. The Wall Street Journal añadió dos más cargos en contra de la famosa organización no gubernamental Occidental (ONG): “fervor anti-estadounidense y confusión intelectual”.
En el nuevo informe de Amnistía Internacional, un “testigo”, bajo el nombre de “Adam”, habla de “una especie de abrazadera con tres extremos” por la que los policías italianos supuestamente se apoderaron de sus testículos. ¿Evidencia? ¿Informes médicos que den testimonio de esta violencia? ¿La versión de la policía italiana? No en el maravilloso mundo de Amnistía Internacional, en donde una democracia occidental puede ser acusada de forma segura de “tortura” con “evidencias” endebles, por debajo del estándar, no verificables – lo mismo que muchos cargos falsos de Amnistía contra Israel . La policía italiana y del Ministerio del Interior negaron todos los cargos, que califica de ridículos.
Ya en febrero de 2016, Antonio Marchesi, presidente de la sección italiana de Amnistía, expresó: “Los italianos que cometieron actos de tortura puede dormir bien.” Hace un mes, Amnistía emitió un informe similar sobre los centros de inmigración en Australia, otra democracia denunciada como “torturadora” por esta ONG, ahora degradada, que ganó el mal premiado Premio Nobel de la Paz en 1977.
El mundo tiene una deuda de gratitud a Amnistía – luchó duro para liberar a los prisioneros políticos mantenidos por los regímenes comunistas durante la Guerra Fría, y a los detenidos por el régimen del Apartheid de Sudáfrica. Pero esos días se han ido. Ahora Amnistía sigue traicionando su símbolo: la luz de su pequeña vela atrapada en alambre de púas.
En 2005, Irene Khan, entonces secretaria general de Amnistía, describió el centro de detención estadounidense en la Bahía de Guantánamo como “el gulag de nuestro tiempo”. Comparó con los campos de trabajo forzados soviéticos, donde tres millones de personas murieron de hambre, frío y ejecuciones, a una base militar estadounidense en la que ningún prisionero ha muerto, y que ha evitado que ataquen a innumerables civiles inocentes.
Parece que Amnistía Internacional abandonó la batalla de los derechos humanos a favor de un grotesco sesgo anti-occidental. Es por eso que el semanario británico “The Economist” , acusó a Amnistía Internacional de “reservar más páginas a violaciones de los derechos humanos en Gran Bretaña y los Estados Unidos que en Bielorrusia y Arabia Saudita.” Esta es la misma equivalencia moral confusa que probablemente llevó a Amnistía Internacional a usar el mismo lenguaje para los “hostspots”» italianos como para la prisión Saydnaya en Siria, dirigida por el régimen de Bashar al Assad.
Si Guantánamo es el nuevo Gulag, ¿por qué no exigir el arresto de su comandante en jefe? Esto es precisamente lo que Amnistía hizo hace dos años, cuando pidió a Canadá detener a George W. Bush. “Canadá está obligado a arrestar y procesar a Bush por su responsabilidad por los crímenes bajo la ley internacional incluyendo la tortura”, dijo Susan Lee, directora del programa Amnistía Internacional para las Américas. Amnistía también acusó a Obama de “crímenes de guerra”. La guerra occidental contra el terrorismo, según Amnistía,  “siembra el miedo”. Los ataques de drones de EE.UU. son para la organización “crimen de guerra”.
La ONG también ha acusado a Israel de “crímenes de guerra”. Alan Dershowitz resume la definición de Amnistía Internacional de “crímenes de guerra”: “Lo que permite a Israel defender a sus ciudadanos”.
Un informe de NGO Monitor detalla “repetidos ejemplos de Amnistía de guerra jurídica”: fallas sistemáticas en la presentación de informes de violaciones de los derechos humanos; la limitada comprensión de los conflictos armados que conduce a afirmaciones erróneas y análisis incorrectos, violación de la universalidad de los derechos humanos, incluyendo un constante sesgo institucionalizado contra Israel a través de dos estándares. Incluso funcionarios de Amnistía calificaron al Estado judío como “un estado escoria”.
En nombre de la “protección de los derechos humanos”, Amnistía Internacional ha excusado incluso el extremismo islámico. El secretario general de Amnistía, Claudio Cordone , dijo que “la yihad defensiva” no es “la antítesis” a la lucha por los derechos humanos. Lo dijo en respuesta a un cuestionamiento por la relación de Amnistía con CAGE (anteriormente Cageprisoners), la ONG fundada por el extremista islámico Moazzam Begg que hace campaña por la liberación de yihadistas.
Una destacada líder de Amnistía, Karima Bennoune, autora del libro Your Fatwa Does Not Apply Here, escribió:
“Durante mis años en Amnistía compartí las preocupaciones sobre la tortura en Argelia, pero no pude entender la mezquina respuesta de la organización a la violencia de los grupos fundamentalistas”.
Ella no es la primera funcionaria de Amnistía que ha criticado a su propia organización. Amnistía suspendió a una de sus oficiales superiores, Gita Sahgal, por haber expresado algunas preocupaciones. “Estar apareciendo en las plataformas con el partidario más famoso de los talibanes de Gran Bretaña, a quien tratamos como defensor de los derechos humanos es un grave error de juicio”, escribió.
Hubo un tiempo en que Amnistía Internacional defendió a las víctimas de la represión ideológica, como la esposa del escritor soviético Boris Pasternak, Olga Ivinskaya, que pasó años detenida y perseguida por la negativa de su esposo a rendirse ante el Kremlin. Ahora, el Times de Londres ha documentado los vínculos entre los funcionarios de Amnistía Internacional y los islamistas.
Hoy en día, Amnistía considera evidentemente que la libertad de expresión es algo que debe usarse con “responsabilidad”, como afirmó Amnistía durante la crisis de las caricaturas de Mahoma. ¿Es la libertad de expresión el derecho de decir lo que quieras, sobre cualquier tema, cuando quieras? No según Amnistía Internacional, el grupo de vigilancia que hoy al parecer habrían enseñado a los grandes disidentes soviéticos a escribir con “responsabilidad”.
Amnistía Internacional patrocinó una manifestación en Bruselas, donde los oradores islámicos celebraron los ataques del 11 de septiembre, negaron el Holocausto y demonizaron a gays y judíos. Antes de eso, Amnistía se negó a castigar a un funcionario, Kristyan Benedict, gerente de campaña de Amnistía en el Reino Unido, quien twitteó: “La respuesta del régimen israelí a nuestro informe de Gaza: Amnistía es una ´herramienta de propaganda para Hamás y otros grupos terroristas´”.Este twit utilizó el hashtag “#JSIL” que se usa en Twitter para comparar a Israel con la organización terrorista del Estado islámico, reemplazando “islámico” por “judío” en el alias común del grupo, ISIL. Amnistía también patrocinó una gira de charlas de Bassem Tamimi, un militante palestino que promueve teorías de conspiración antisemitas.
Dado el embarazoso historial de Amnistía Internacional, es al menos dudoso que la policía y las autoridades italianas “torturen” a los inmigrantes a quienes han rescatado tan generosamente en el mar durante más de dos años.
Algunos de los “establecimientos de derechos humanos” occidentales han cruzado la línea roja que separa la defensa de los derechos humanos, incluso para los terroristas, de la complicidad y la colusión con las ideas totalitarias represivas.
Fuente: Gatestone Institute

Compartir

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.