Abbás trata de eliminar la disidencia con mano dura y un congreso de Al Fatah

29 noviembre, 2016
Foto: Presidencia de la Autoridad Palestina vía Facebook

El presidente palestino, Mahmud Abbás, trata de reducir la disidencia en su partido y la creciente influencia de su rival, Mohamed Dahlan, con un congreso del movimiento Al Fatah en el que se espera elegir a un vicepresidente y del que ha excluido a las voces discrepantes.

El movimiento nacionalista palestino celebrará el martes su primer congreso desde 2009, en medio de un clima de tensión interna sin precedentes desde que Abbás sustituyó en 2006 al histórico Yaser Arafat al frente de Al Fatah, de la Autoridad Palestina (AP) y de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP).

Cuestionado tanto en la calle como dentro del partido, Abbás pretende con este séptimo congreso, que se celebrará en el palacio presidencial de Ramallah (la Muqata) durante cuatro días, cerrar el paso a su principal rival, Dahlan, expulsado del movimiento y huido de Cisjordania en 2011 y cuya influencia ante los países árabes ha crecido exponencialmente.

El objetivo declarado es «unificar el partido», aunque no son pocos los que le echan en cara haber dejado fuera a los que apoyan a Dahlan o, como Abbás los denomina, los «mutayanihin» o «aquellos que han cambiado sus lealtades».

El líder palestino, de 82 años y que sufrió recientemente un leve problema cardiaco, no ha mostrado intención de designar públicamente un sucesor, mientras crece la exigencia popular de separar las presidencias palestinas y no acumular todo el poder en una sola persona.

«En los últimos años, Al Fatah ha expulsado a cientos de miembros», explica a un pequeño grupo de periodistas Yihad Tumalyeh, diputado palestino y uno de los excluidos del congreso, tras haber convocado hace unas semanas una reunión de militantes que discrepan con Abbás en el campo de refugiados de Al Amari (a las afueras de Ramallah), que fue interrumpida por las fuerzas de seguridad palestinas.

Según este hombre en la cincuentena, con carné de Al Fatah desde los 17 años, los expulsados tienen gran peso porque muchos son líderes relevantes que, como él, arrastraron miles de votos detrás para llegar a sus posiciones.

Abbás, opina, utilizará el congreso para «confirmar las expulsiones y elegir nuevos miembros para el Comité Central y el Consejo Revolucionario» que le sean leales.

No es el único que cree que la reunión servirá para «profundizar la división interna» que, según diversos analistas, podría incluso derivar en una escisión del histórico partido palestino, miembro de la Internacional Socialista.

«En Al Fatah hay sitio para todas las opiniones, pero este congreso tendrá solo a las leales a los líderes. Queremos un congreso que incluya a todos y fortalezca la moral democrática en el movimiento y la aceptación de críticas», protesta.

El denominado Cuarteto Árabe (Egipto, Jordania, Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita) presiona desde hace tiempo a Abbás para que se reconcilie con Dahlan -diputado y miembro del Comité Central expulsado y con casos de corrupción pendientes- y acabe con la división palestina entre Al Fatah (que gobierna en parte de Cisjordania) y el movimiento Hamás (que controla Gaza).

Según Tumalyeh, las peticiones de los considerados «disidentes» son tres: no acumular cuatro cargos en una misma persona (presidente de Al Fatah, la OLP, la AP y jefe de las Fuerzas Armadas), la readmisión de todos los expulsados y el nombramiento de un vicepresidente, tanto en Al Fatah como en la AP.

Además, los considerados «hostiles» piden más libertad de expresión y democracia interna, y la reconciliación con Hamás.

Algunos también se oponen a la cooperación en seguridad que Abbás mantiene con Israel a pesar del estancamiento del proceso de paz.

Frente a los 2.600 miembros del partido convocados al último congreso, en 2009, a éste solo han sido invitados 1.400, lo que para algunos muestra cómo Abbás se ha quitado rivales del medio y perdido apoyos.

La nueva norma aprobada a instancias del presidente que le da poderes para suspender a diputados es, para Tumalyeh, otra muestra del creciente autoritarismo.

De igual opinión es el miembro del Consejo Revolucionario Dimitri Diliani, otro de los represaliados que no ha recibido invitación al evento y que denuncia que Abbás «tiene un control total del Consejo Legislativo (Parlamento) y del Poder Judicial, haciendo firmar a los jueces su dimisión antes de nombrarlos».

«Arafat ni soñó con tener tal puño de hierro sobre todo», un poder absoluto que ha derivado en una «dictadura» del presidente palestino, opina.

El problema, asegura Diliani, es que un grupo creciente en Al Fatah no está dispuesto a aceptar «el Gobierno corrupto» de Abbás.

Fuentes oficiales palestinas que pidieron no ser identificadas reconocieron que se ha excluido del congreso a los próximos a Dahlan y señalaron que «efectivamente, existe autoritarismo, pero Palestina tampoco fue nunca Suecia». EFE

 

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