¿Abbás, atrapado en la “trampa” de reconciliación de Hamás?

Mahmud Abbas Foto: Presidencia de la Autoridad Palestina vía Facebook

Después de que Hamás diera un primer paso hacia la reconciliación con el compromiso de disolver el comité administrativo con el que gestionaba Gaza y permitir la vuelta a la Franja de la Autoridad Palestina (AP), el presidente palestino, Mahmud Abbás, se encuentra en una encrucijada para hacerla realidad.

Aunque el primer ministro, Rami Hamdallah, viajará a Gaza para celebrar allí el martes una reunión de su gabinete de Gobierno, la primera en el enclave en tres años y un progreso hacia el consenso, la realidad palestina esconde múltiples obstáculos que impedirían lograr el verdadero fin del enfrentamiento de una década entre los principales partidos, Hamás y Al Fatah.

Abbás (presidente de Al Fatah y de la AP) debe encarar la existencia de instalaciones militares y fuerzas en Gaza de las brigadas de Izz ad Din Al Qasam, brazo armado de Hamás, o los más de 10.000 cohetes que expertos en seguridad estiman que tienen en su poder, y de los que difícilmente estarán dispuestos a deshacerse.

También estará a debate el control de la seguridad en Gaza, que según los planes de los islamistas debería quedar en sus manos.

Si así fuera, el Ejecutivo palestino quedaría como mero gestor -y pagador-, de los asuntos civiles en Gaza, con la responsabilidad de reconstruir un enclave bajo bloqueo israelí -desde que el grupo terrorista islámico tomara el poder de la Franja- hace una década, acosado por una gravísima crisis energética y el continuo empobrecimiento de su población.

«Abbás cree que Hamás es responsable de la división, por hacerse con el control de Gaza, así que considera que tiene que hacer todas las concesiones», lo que pondría en peligro el avance de cualquier entendimiento, en opinión del analista y profesor en la universidad Al Azhar de Gaza Najib Shurab, quien valora que el éxito del proceso dependerá «de las sinceras intenciones de hacer concesiones de las dos partes».

El mayor obstáculo es un acuerdo para la gestión de la seguridad, «el principal logro de Hamás» al que no renunciará, asegura Shurab, quien califica de «muy inteligente» el movimiento de los islamistas de disolver el comité administrativo y públicamente tender la mano a sus rivales políticos, lo que deja a Abbás en una encrucijada.

«Si la reconciliación falla con Abbás, irán a fortalecer la relación con Egipto -mediador entre las partes- y Mohamad Dahlán (ex hombre fuerte de Al Fatah en Gaza, ahora principal rival de Abbás y aliado de Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos), que traerá ayuda financiera», valora.

Y destaca a un actor más en juego: «No me imagino la reconciliación sin el consentimiento de Israel», que estaría interesado en garantizar la seguridad en sus fronteras con el enclave, en los últimos diez años gobernado de facto por un grupo al que -al igual que EEUU y la UE- considera terrorista.

El investigador sénior del Instituto para Estudios de Seguridad Nacional de Israel, Kobi Michael, no confía que vaya a haber ningún avance.

«La vuelta del Ejecutivo de consenso a Gaza para gobernar es una especie de ilusión. Si Hamás se queda al cargo del poder militar es como quedarse con el poder político. La AP sería una marioneta y no podría implementar ninguna decisión significativa sin su permiso», explica.

El israelí asegura que los islamistas «no soltarán la principal herramienta que tienen», en referencia a las armas y fuerzas, y lo que buscan es «poner los asuntos civiles en las espaldas de la AP, algo que Abu Mazén (Mahmud Abbás) entiende».

El presidente palestino, por el momento, ha dado una discreta bienvenida al gesto pero sigue sin eliminar las medidas de presión que impuso sobre la Franja este año para forzar a los islamistas a ceder el poder, como la reducción de la compra de combustible (fundamental para el funcionamiento de la principal planta eléctrica) o la suspensión de pagos en salud y educación.

Hamás ha condicionado el regreso del poder a la AP en Gaza a la cancelación de las medidas de presión financieras y a la celebración de «elecciones libres para el Parlamento palestino y el Gobierno», y su participación en instituciones palestinas como la Organización para la Liberación de Palestina, añade Michael.

«No veo a Abbás accediendo a esto», valora el investigador, que tampoco ve al brazo armado de Hamás «transferir la seguridad al aparato de seguridad de la AP», lo que deja al presidente palestino «atrapado».

«Es una situación beneficiosa para Hamás. Si Abbás acepta sus requisitos, ellos ganan. Si se niega, será juzgado como el actor problemático que no quiere alcanzar la reconciliación», concluye Michael. EFE y Aurora

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